
Sentando las bases para el buen dormir y la higiene en los sueños.
Cada vez que dormimos, entre otros, tiene lugar un proceso de vital importancia. Nuestra conciencia se "desconecta" del cuerpo físico y adquiere plena actividad a través del cuerpo sutil. Este hecho es algo que nos ofrece oportunidades de un grado inimaginable.
Este tipo de prácticas no son exclusivas de la cosmogonía taoísta pero sí, dentro de la misma, muy antiguas, valoradas e, incluso, celadas -en el sano sentido de la palabra-. Es uno de los "secretos" del Tao: cómo continuar el proceso evolutivo en las dimensiones más sutiles, sin estar bajo la influencia del ego, del tiempo y del espacio.
De pequeños, no dejamos de refinar la capacidad de manifestar intenciones a través del cuerpo físico.
En la práctica de las Yogas del Sueño, este proceso se extiende al cuerpo sutil y a esas dimensiones que se encuentran más allá del tiempo y del espacio y de la que, a día de hoy, ya no cuestionan ni ponen en duda el grueso de la comunidad científica.
El motivo de que ocurra este proceso "natural" es esencial ya que se trata de la propia evolución de la conciencia y la trascendencia de la misma.
El cuerpo físico se encuentra limitado por tiempo y espacio. En cambio, la conciencia se encuentra fuera de estos y otros límites. No muere. Al igual que cuidamos de nuestros cuerpos por diferentes medios, también podemos cultivar la conciencia por medio de disciplinas energéticas, como el Tao propone, para que sea capaz de transcender la muerte y continuar su actividad a través del cuerpo sútil. Claro está que, aunque en principio ésto esté al alcance de todos en el proceso y natural discurrir de la vida, requiere de una extremada, completa y constante purificación y no sólo energéticas sino también de intenciones, etc. Del cómo de este tipo de logros nos hablan las Yogas del Sueño III.
El principal objetivo de estas prácticas es el desarrollo de la capacidad de actuar totalmente consciente por parte de los practicantes, fuera del tiempo y del espacio, por medio del cuerpo sutil. Así, se va haciendo, de manera progresiva, de la intención y de la realización una realidad instantánea.
Estas prácticas nos ayudan a trascender paulatinamente el miedo a lo desconocido, algo que muy útil, por ejemplo, en el momento de la muerte. Y permiten experimentar una impecable continuidad de conciencia entre las dimensiones físicas y sutiles.
Pero empezemos por el principio.
En las Yogas del Sueño I sentaremos las bases para el buen dormir, sanando nuestra deuda de sueño -si la hubiera, aprendiendo a dormir las horas óptimas que nuestro cuerpo necesita en un determinado punto del tiempo y del espacio, etc.
Aprenderemos cómo revitalizarnos a través de estas prácticas, algo indinpensable para la mejora y el mantenimiento de la buena salud y la vida en nosotros y para que podamos realizar y optimizar los resultados en las prácticas subsiguientes de mayores niveles.