Más allá de la muerte: las yogas de trascendencia.
Como adelantábamos ya en las Yogas del Sueño I, este nivel tres de las prácticas del sueño, nos habla, nos muestra, nos enseña, nos introduce al camino de la inmortalidad de la conciencia en el sentido más estricto de la palabra. Gracias a la práctica de los niveles anteriores se va trascendiendo paulatinamente el miedo, lo que culmina en la trascendencia del miedo a lo desconocido en el momento de la muerte.
Llegados a este nivel, como también comentamos, estas prácticas no son exclusivas del sistema taoísta. Precisamente, uno de sus máximos exponentes lo constituiría la genial práctica del Powa, del budismo vajrayana. Pero dado el todavía -y no criticable- hermetismo de este, a la par, bello camino, este tipo de prácticas de trascendencia han llegado al Tao Sutil para hacerse quizá más asequibles dado la "urgencia de salud" a todos los niveles de los tiempos que corren.

Haciendo memoria, dijimos que la conciencia no muere ni está limitada -a diferencia de lo que ocurre con el cuerpo físico- por las dimensiones de tiempo y espacio. La propuesta de estas prácticas -y, como maestra, opino que quizá la de todo el sistema- es el refinamiento constante, equilibrado y completo de la misma para su trascendencia -requisito indispensable, por otra parte, para la misma-.
Gracias entre otras, a la práctica de estas técnicas, quizá podamos disfrutar realmente de este gran logro que es el trascender la muerte y experimentar la continuidad de la conciencia. Claro está, que, para ello, el/la practicante han de llegar a una absoluta impecabilidad en todos los sentidos, al menos hoy en día. Está dicho.